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Psicología

¿Cómo me siento físicamente con mi condición actual de diabetes?

Seguramente te acercaste al médico por sentirte diferente, ya sea cansado, con mucha sed, con mucha hambre o por orinar frecuentemente, estos son los síntomas clásicos de diabetes. Si aparentemente no sientes nada físicamente y tu diagnóstico fue un hallazgo, pon atención, verás que de alguna manera tienes algún cambio. Esto es normal, ya que tu cuerpo está sufriendo adaptaciones a una nueva condición en la que la energía no puede ser distribuida como antes, recuerda que en la diabetes el problema principal es que la glucosa (fuente de energía para nuestro cuerpo), que se encuentra atrapada dentro de los vasos sanguíneos (glucosa elevada en sangre), no puede ser transportada a las células (lugar donde es aprovechada la glucosa como fuente de energía para realizar las funciones de esa célula), pues no hay suficiente insulina (hormona que se encarga de transportar la glucosa y permitir que ésta entre a las células) o no funciona bien.

El cansancio se da principalmente porque las células (unidad funcional del cuerpo, las cuales forman órganos y sistemas encargados de distintas funciones como pensar, caminar, respirar, digestión, etc.) necesitan glucosa como fuente de energía, sin embargo, ésta no llega por no haber insulina suficiente; las células se encuentran sin energía, lo que se traduce físicamente en cansancio y debilidad, lo que llamamos “bajo de pilas”.

El hambre exagerada se explica de una forma muy similar al cansancio, el cerebro reconoce que las células tienen poca energía, éste manda un estímulo de hambre para que la persona ingiera mayor cantidad de comida, pues teóricamente, al incrementar la ingesta se obtiene mayor energía de la comida, sin embargo, el problema no es que falte energía, sino que está mal distribuida, pero esto no lo sabe el cerebro.

Da mucha sed porque la glucosa es una molécula osmóticamente activa. ¿A qué nos referimos? Que atrae el agua. Cuando la glucosa se encuentra atrapada en los vasos sanguíneos, ya que no hay insulina suficiente que la saque de ahí para llevarla a las células, la glucosa comienza a jalar agua de los espacios que hay entre las células fuera de los vasos sanguíneos, esto hace que dentro de éstos se incremente la cantidad de agua y afuera donde debe haber agua se disminuye, esto se traduce en deshidratación. El cerebro reconoce esta condición y manda el estímulo de la sed para incrementar la ingestión de líquidos. Con esto explicamos la frecuencia al orinar y, al incrementar la ingesta de líquidos, los riñones tienen más trabajo al filtrar más sangre diluida y se produce mayor cantidad de orina.

Si actualmente estás presentando alguno de estos síntomas, no te angusties, sólo enfócate en resolver el problema, ahora ya sabes cómo es que se ocasionan estas molestias. Pregunta a nuestro equipo de salud cualquier duda que tengas.

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